Puede ser cierto si la adaptación protésica no es correcta. Tenemos que oír distinto, pero no sufrir en ningún momento. Tanto anatómica como acústicamente tiene que ser agradable, ser parte de nosotros mismos, de modo que nos olvidemos de que lo llevamos.
Las nuevas tecnologías han permitido mejorar mucho la calidad del sonido y la sensibilidad de los audífonos. La vida media de los audífonos modernos es de cinco años porque se calcula que, en ese periodo, se producen avances tan grandes que justifican su sustitución.
Sólo es necesario que te quites tus audífonos si vas a realizar alguna prueba médica de imagen (escáner, resonancia magnética, etc), si vas a ducharte o realizas algún deporte acuático y a la hora de dormir. El resto del tiempo, es ideal que los utilices siempre. De hecho una vez que te hayas adaptado prácticamente no te darás cuenta de que llevas audífonos.
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