Sólo es necesario que te quites tus audífonos si vas a realizar alguna prueba médica de imagen (escáner, resonancia magnética, etc), si vas a ducharte o realizas algún deporte acuático y a la hora de dormir. El resto del tiempo, es ideal que los utilices siempre. De hecho una vez que te hayas adaptado prácticamente no te darás cuenta de que llevas audífonos.